miércoles, 4 de enero de 2012

Un tabú


La vejez, lo mismo que la muerte, se ha convertido en un tabú.
Hay quien habla con optimismo de los años de jubilación, de los abuelos, de los mayores y piensan que el gobierno con su asistencia social lo resolverá todo económicamente, les pondrá lugares donde vivir y los médicos que sean necesarios para atenderles. Por otro lado existe otra opinión no tan optimista. Los viejos están acabados, anticuados, confusos, chochos. Sin embargo una persona adulta que sea  sana puede tener la suficiente energía física y psíquica para adaptarse a los cambios y pérdidas, y hacerlo de una manera creativa.
Muchos los discriminan para trabajar, los despiden sutilmente, dándole el nombre de jubilación
Existen los mitos que asustan a la mayoría de las personas que tienen cerca un viejo, entre ellos  se destacan:
· El mito del envejecimiento cronológico.
· El mito de la improductividad,
· El mito del desasimiento, descompromiso o desvinculación,
· El mito de la inflexibilidad,
· El mito de la senilidad,
· El mito de la serenidad
Pero, lo que no logramos entender es que las personas no mueren “de viejas”, sino por trastornos o enfermedades específicas que se presentan cuando el organismo se hace más vulnerable. Y eso le sucede a cualquiera, sea viejo o joven. 

 “La juventud es la edad de conseguir, la madurez , la de mejorar, y la vejez, la de dar; una juventud negligente suele ir seguida de una madurez ignorante, y ambas, a su vez, de una vejez vacía”,
Anne Bradstreet.


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