La misión de una estancia para ancianos es, en esencia, procurar una vida digna y cuidados especiales para quienes los necesitan y, salvo cuando su estado mental lo impide, un adulto mayor sólo puede ingresar si da su consentimiento.
Hay que decirlo. En realidad son pocos los ancianos mexicanos que utilizan los asilos, ya que existen otras alternativas que ocupan los primeros lugares de preferencia, como las llamadas residencias diurnas, en las cuales las personas de la tercera edad sólo asisten por la mañana y regresan a su casa a dormir, o bien, clubes de la tercera edad y centros culturales donde pueden realizar diversas actividades recreativas, como yoga, manualidades, pintura, zumba o baile.
Estos centros, que ayudan a la recuperación de la autoestima y devuelven la certeza de que todo ser humano es productivo, son opciones que deben tomarse en cuenta antes que un asilo, pues muchas veces lo que el anciano necesita es convivir con personas de su edad y no necesariamente separarse de su familia por completo.
MAAG
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